ARSENAL / Despedida de un largo sueño en Primera

Arsenal cerró su ciclo en la Primera División ante su hinchas un 5 de mayo de 2018. Fueron 16 años. 16 años intensos, mucho más de lo que cualquiera hubiera imaginado en aquel lejano 2002 en que se logró el ascenso. Cinco títulos, tres nacionales, dos internacionales, triunfos en canchas de las importantes y un equipo que por muchos años fue un orgullo para el barrio. Primero cimentó una fama de equipo complicado, de esos que siempre te traen molestias. Después, afirmado en el terreno firme de la Primera se convirtió en ganador. Odiado por muchos, pero al mismo tiempo respetado, en algunas ocasiones temido. Varios aspirantes al título vieron malograr sus chances en partidos definitorios ante el Viaducto, entre ellos Vélez, Boca y Newell´s.

La lluvia, que pasado el mediodía parece eterna, le dio un tono gris, un toque melancólico a la jornada. En la tribuna se veían las caras habituales, las de siempre. También la de algunos que hace tiempo estaban ausentados o la de muchos familiares, amigos o novias de los tantos pibes que hoy tuvieron una oportunidad para jugar.

Afuera lo habitual. La gente llegando con tranquilidad, algunos parando en la plaza para hacer tiempo. Otros aprovechando para comer una bondiola o un choripán en alguno de los puestos que echan un humo que se entremezcla y se hace vapor con una humedad que no da respiro. El poderoso aroma de puerta de cancha.

El Julio Humberto Grondona lucía un poco desprovisto, pero cálido. No hubo una mejor convocatoria que lo habitual, que más bien suelen ser magras. Un grupo en la popular con banderas, con la sección de vientos aportando color. Otros tantos en la platea. No hubo puteadas ni llantos. El descenso consumado y ya largamente masticado templó los ánimos. Primó la calma, la resignación, un ambiente un tanto bucólico. Alegría por haber visto algo inimaginado, títulos, triunfos resonantes, pero también con el golpe de realidad de saber que el sueño se acabó, que hay que despertarse. Repetir esas historias hoy está más cerca de ser una quimera que una posible realidad.

Muchos se sacan fotos, sale selfie o aprovechan a los que están cerca y con los que habitualmente comparten tribuna para retratar el momento. Muchas de esas fotos van a parar las redes sociales con mensajes de agradecimiento y promesas de fidelidad en el duro trance que se viene en el ascenso.

Mientras tanto el equipo golea a un Rosario Central perdido en Sarandí. 4 a 0. Una despedida al menos con una sonrisa, con muchos pibes jugando con la libertad y el alivio de no tener la pesada carga de evitar el descenso. El equipo juega realmente bien y golea. Hace rato que no pasaba eso en Sarandí, los triunfos habían quedado cada fin de semana un poco más lejanos.

En la historia de un club se entretejen muchas historias personales. Viajes, amistades, locuras, alegrías, decepciones, el recuerdo de la adrenalina de cuando el equipo que peleaba por títulos o la amarga sensación de cuando ya se veía inevitable la caída. Los años se recuerdan más fáciles cuando van asociados a un título o un ascenso, se suelen rememorar con más intensidad, son hitos en el calendario personal. Un hincha de Arsenal ya con alguno años seguro que recuerda que estaba haciendo en 1992 o en 2002, pero cuando habla de 1997 o 2011 las cosas comienzan a estar más difusas.

En la cancha el equipo sigue haciendo goles. En los minutos finales los hinchas parecen reaccionar que son los últimos instantes de Primera División y cantan más fuerte y con más emoción. Suena el Vamos a Volver! hoy tan utilizado en tiempos políticos esta tarde resignificado en grito de esperanza. ¿Volverá?

El futuro es otro enigma. ¿Qué pasará con Arsenal? ¿Qué pasará con la institución? La inquietud retumba silenciosamente en los escalones de las tribunas. Hoy no hay certezas ni datos muy alentadores para lo que se viene. Aún no se sabe bien la manera en que se jugará la B Nacional, pero como sea es un campeonato difícil, competitivo, áspero. Ya habrá tiempo de analizar un futuro hoy difuso. 

Arsenal ya no es más de Primera. Durante 16 años escribió páginas de una gloria que hoy comienza a mirar de lejos y con distancia. Superó las expectativas de lo que se presumía que podía hacer. Fue un sueño largo, pero a la vez vívido, bien real. La historia le reservó un lugar en donde se hablará del Arsenal de Grondona, del duro equipo de Gustavo Alfaro que cosechó títulos y gloria. Retumban más preguntas en Sarandí… ¿es un hasta siempre de la máxima categoría o un alentador hasta luego? El tiempo dará la respuesta.

LEONARDO MARTÍN

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