Duró poco la paciencia. Independiente, en deuda y silbado

El Rojo empató 1 a 1 con Huracán en el Libertadores de América en un partido donde volvieron a quedar en evidencia las carencias de un equipo que sigue sin encontrar un buen funcionamiento. Después de una breve tregua, hubo nuevamente silbidos por parte del público.

Un rendimiento que dejó nuevamente al equipo en deuda. Independiente rescató un punto, pero volvió a mostrar una imagen pálida, con incapacidad para generar juego y peligro en el arco rival. Huracán fue superior, sin poder materializarlo en el resultado.

Desde hace tiempo, ver jugar a Independiente es un duro trance. Un equipo previsible, sin alternativas en ataque, y que al menos en la versión Domínguez tenía mandíbula de cristal. Si tiene que remontar el resultado, el partido se convierte en una empinada cuesta a recorrer.

Con la llegada de Falcioni la expectativa fue la de un técnico sacapuntos, que ordene al equipo. En el debut ante River tuvo un partido con mucha entrega que se le escapó al final. Con Lanús, el último del torneo, fue superado y empató de milagro, por el esfuerzo de Venegas.

Ayer en el Libertadores de América, Huracán impuso mayormente las condiciones. La buena actuación de Milton Alvarez y la fortuna salvaron al Rojo de quedarse con las manos vacías. Incluso tras haber tenido la suerte de comenzar arriba en el marcador por una jugada aislada de Leandro Fernández.

No hay juego asociado, no hay velocidad, ni sorpresa. La realidad desde hace rato en Independiente.

La tabla no miente. Independiente ocupa el puesto 24 de 28 equipos con tres victorias, cuatro empates y siete derrotas.

Tampoco se le puede achacar la responsabilidad a Falcioni que recién tomó al equipo, que le dio un poco de orden y al menos sacó un par de empates después de acumular derrota tras derrota. Pero aún está lejos de las expectativas el equipo.

Un imagen de un pálido presente de Independiente, sin rumbo institucional ni deportivo.

Después del llamado a elecciones y cambio de técnico algo había cambiado en el ambiente. Menos insultos e impaciencia, más apoyo. Duró poco. Las canciones apuntando a los jugadores volvieron ante una imagen muy pobre. La mecha cada vez más corta.

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