Se Hará Justicia | Roberto Conti, del juzgado al pabellón literario en las penitenciarias

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En esta edición de Se Hará Justicia, visitó los estudios Roberto Conti, juez del Tribunal Oral de Condena N° 7 de Lomas de Zamora. En la charla con la Dra. Verónica Ottaviano, contó las iniciativas que llevan adelante en las penitenciarías para mejorar la vida de las personas privadas de su libertad y contribuir a su reinserción social. Cómo la literatura puede hacer un aporte en ese objetivo.


Un tema no siempre sencillo de plantear y que genera fuertes debates y también oportunismo político en ocasiones: ¿qué hacer con el sistema penitenciario?; en las condiciones actuales, ¿aporta a la reinserción social de las personas privadas de su libertad? ¿Cómo hacer que el tránsito por los penales sea más humano más allá de los delitos cometidos y trabajar en la resocialización?

El juez del Tribunal Oral de Condena N° 7 de Lomas de Zamora, Roberto Conti, viene desarrollando hace más de una década en ese tema con un trabajo en diferentes cárceles en esa dirección. Una de las actividades que llevan adelante es la creación de pabellones literarios en la participa activamente yendo a los penales.

Conti es, además, docente en Criminología en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora; subdirector del Centro de Estudios Jurídicos también en el distrito y director de una Diplomatura que se llama Derechos Humanos y las Cárceles. Una curriculum nutrido pese a ser una persona joven.

«Somos un servicio de justicia que no tiene que quedar solo en el escritorio«, planteó Conti sobre el impulso de las iniciativas que llevan adelante.

“En el inicio, empezamos a trabajar en cárceles con un taller sobre violencia de género y masculinidades en el penal de Florencio Varela. Realmente me queda lejos ese penal y empecé a pensar en la posibilidad de hacerlo en la Unidad 40 de Lomas de Zamora porque además yo trabajaba en esos tribunales”, comenzó.

“Ya en la Unidad 40 empezamos a trabajar con un Pabellón de Población, que son los más violentos y lo que menos tratamiento tienen. A algunos de los chicos que están ahí los había condenado yo”, narró Conti.

“En ese inicio, realmente éramos unos extraños entrando. Nos miraban diciendo, ¿para qué hacen esto? Los propios reclusos fueron valorando con el tiempo que entremos al Pabellón», agregó.

Con el tiempo, Conti detalló que se terminó conformando un equipo con otros jueces, funcionarios, empleados y defensores que son parte de los talleres literarios. “En un momento éramos más los talleristas y voluntarios que los pibes que estaban detenidos”, recordó riendo.

El trabajo de Conti no se agota en la creación de pabellones literarios, también impulsan otras iniciativas en el objetivo de lograr una mejor estadía y la reinserción: “Algunos de los chicos que recuperan la libertad les digo que antes de volver a agarrar un arma vengan a golpear la puerta de mi despacho. Ahí vemos cómo podemos articular para que no vuelvan a caer con alguna ayuda por parte del municipio, ver si puede ser bolsa con mercadería, trabajo o educación. El objetivo es que no vuelvan a delinquir”.

UNA FACA POR UN LIBRO

¿Cómo evitar o minimizar la violencia dentro de las cárceles? Como parte del programa para acercar la lectura como un espacio de reflexión y de poder poner en palabras las problemáticas que atraviesan los internos también avanzaron con un programa particular: una faca por un libro.

«Lo llevamos adelante a partir de la propuesta de un interno», apuntó Conti. Las facas son las armas punzantes que los internos suelen armar improvisando materiales para sus peleas internas.

¿Cómo se llega al mismo? “Todo comenzó con un interno que conocía y participaba del Taller en la Unidad Penal de Lomas de Zamora. Luego lo trasladan a la de Florencio Varela en donde se continuó el trabajo con dos docentes que estaban haciendo allí un trabajo. A ese mismo luego lo derivan al penal de General Alvear, que tiene el régimen más estricto, es una cárcel de máxima seguridad».

Conti describió unas condiciones muy duras en esa prisión en cuanto a las posibilidades que tienen de realizar actividades como el taller literario los internos. De allí la importancia de poder avanzar en el doble objetivo de minimizar la violencia y poder generar espacios o instancias de reflexión.

El Juez valoró cambios que se fueron en las políticas penitenciarias para el cual los talleres tuvieron una acción valiosa. “Uno de los pabellones en los cuales ahora estamos trabajando era un ring de sangre. La literatura es una forma de entrar e intervenir en el lugar y de tratar un montón de temas a través de la misma”.

“Trabajamos el tema de la violencia, la resiliencia, la empatía, el enojo, la ira y también la angustia dentro de ese contexto”, amplió.

“Primero fue el Pabellón Literario y después se terminó conformando uno autogestivo con otras actividades e incluso comenzaron a alfabetizar a los que no sabían leer ni escribir”, enfatizó.

«EL SISTEMA CARCELARIO ASÍ NO SIRVE»

El sistema carcelario así como está no sirve. No sirve la cárcel porque no terminamos de brindar todas las cosas que la gente necesita para la reeducación y su reinserción social”, evaluó Conti.

“Necesitamos otro tipo de cárceles, que puedan favorecer la reeducación. Cuando hablamos de los internos hablamos de muchas personas que no tuvieron educación, no tuvieron familia y que en muchos casos hasta nacieron presos”, detalló.

Parece que nos olvidamos de lo que dice la Constitución en cuanto a trabajar en la reinserción. Hoy la cárcel no cumple ese rol”.

“Desde el año 2000 la curva de personas privadas de su libertad va en ascenso. El único momento donde se mantuvo fue la pandemia. El 31 de Diciembre de 2024 teníamos 120700 personas privadas de su libertad. En la Provincia de Buenos Aires eran 55.343. En 2024 el 60% de los privados de su libertad tenían su condena. De allí el 95% eran argentinos y el 96% del total eran varones. El 53% tiene menos de 35 años”.

Pese a las críticas del sistema carcelario se mostró optimista en algunos aspectos: “Creo que hay un cambio que va desde las políticas a los presos en el último tiempo. Algunos de esos cambios se produjeron cuando Julio Alak fue ministro de Justicia (ocupó el cargo a nivel nacional entre 2009 y 2015 y en la provincia de Buenos Aires entre 2019 y 2023)”.

“Allí comenzaron a abordarse algunos aspectos de salud pública, de problemas mentales, en contextos de encierro», puntualizó.

Dentro del durísimo panorama carcelario valoró que respecto a tiempo atrás está más «humanizado». «Antes regía la violencia, la muerte, les vejaciones, por suerte, tanto el sistema carcelario como los internos en algunos aspectos ha mejorado», concluyó Conti.

 

 

 

 

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