El Viaducto perdió la categoría en la B Nacional cuando aún queda una fecha por jugar en el certamen. Cayó 2 a 1 ante Deportivo Madryn quedándose sin chances matemáticas de pelear por la permanencia. Vuelve a jugar en la B Metro tras 33 años.
Podría titularse de un modo habitual en el periodismo, un lugar común que homenajea a Gabriel García Marquez: «crónica de un descenso anunciado». A ello se podría agregar que se produjo este domingo, pero que viene madurando desde muchos años.
Tras un mal comienzo de campeonato y gran parte de su desarrollo, hubo un momento en que renació la fe con Darío Franco como entrenador al ganar algunos partidos. No alcanzó. Llegó exigido a este penúltima fecha ante el equipo puntero y de visitante. Aún así dio batalla, sin embargo la suerte ya estaba sellada.
Arsenal desciende una nueva categoría tras su exitoso paso por la Primera División con la obtención de campeonatos locales e internacionales. Otros tiempos donde la visión y los recursos económicos que podía mover Julio Humberto Grondona hicieron grande a un club de barrio.
Había descendido en 2018 a la B Nacional e inmediatamente ascendido de nuevo con el sorprendente equipo dirigido por el Huevo Rondina. En 2023 volvió a descender a la B Nacional, sostuvo como pudo la categoría en 2024, no lo pudo hacer en 2025.
Un plantel corto, muy joven y sin experiencia. Gerenciamientos que no aportaron nada para armar equipo competitivos en un club donde los recursos escasean.
Arsenal se hunde más y vuelve a la B Metro, de la que se había despedido en 1992 tras una finales dramáticos con Alvarado de Mar del Plata. Casualmente, club al que enfrentará en la última fecha ya descendido.
El dolor de ya no ser y de un futuro en donde no se avizora el renacimiento. Enfrentará un torno lleno de dificultades y que da solo una plaza directa.
La gloria no se olvida nunca más, pero hoy toca el lamento. Los recuerdos de un fulgor que se va alejando, un presente de nostalgia y tristeza.
