Victoria Lencina, crítica de cine en «Todo Sigue Igual», repasó los estrenos de la semana y recomendó Midsommar, última película de Ari Aster, que reescribe el género de terror.
Una pérdida familiar. Un viaje iniciático hacia lo más profundo del ser. El solsticio de verano en Suecia revela aspectos de una cultura ancestral pagana. Habitantes vestidos de blanco, experiencias lisérgicas, bebidas afrodisíacas, arreglos florales, música alegre, ritos y sacrificios son catalizadores de nueve días de festividades en la pequeña comunidad de Härga. El duelo de una joven y una inminente ruptura amorosa introducen lo siniestro en un clima festivo. Los rayos del sol son tan lacerantes como la latente soledad que atraviesa su protagonista. El terror se avecina a plena luz del día.
Luego de varios años en que el género de terror sufrió una caída, a pesar de una prolífica producción, comenzaron a destacarse directores con sellos de autor: Robert Eggers – La bruja, The Lighthouse-, David Robert Mitchell – Te sigue –, Jordan Peele – ¡Huye!, Nosotros- y Ari Aster – El legado del diablo-. Estos cineastas presentan películas más orientadas a lo psicológico y lo cotidiano, adentrándose en el inconsciente y las profundidades del ser humano: sus prejuicios, ansiedades, angustias y padecimientos. En Midsommar, Ari Aster se basa en leyendas populares y en la tradición folclórica nórdica para representar una ruptura amorosa en clave de terror. Probablemente, una de las joyas cinematográficas del año.
