El Rojo empató 0 a 0 con Rosario Central en condición de local en un duelo de equipo de mal presente. El partido fue aburrido, muy parejo, con un leve predominio de la visita.
Tras tres derrotas en forma consecutiva, Independiente sumó un punto, con un rendimiento muy bajo. Recuperó un poco el orden, pero con una absoluta anemia en ataque, con desconexión para elaborar juego y transmitiendo una abulia similar al día frío, ventoso y gris de la tarde.
Es una tarea para un investigador encontrar una ocasión de gol del equipo que asumió en forma interina Claudio Graf. Apenas un remate a pocos segundos de comenzado el partido de Lucas Romero. No muchos más. Algunas aproximaciones en el complemento con los ingresos de Chila Márquez y de Batallini, no más que eso.
¿Qué rescatar en un acto de voluntarioso optimismo? Recuperación de cierto orden, ante un Central limitadísimo. Algunas intervenciones de Sosa, una levísima mejora de Iván Marcone, cierto atrevimiento de Pozzo y pará de contar.
Por el lado del público, que se terminó acercando en un número aceptable, hubo misiles para la agonizante gestión de Hugo Moyano. También una relación con los jugares en crisis. Son los tiempos que corren, de un Independiente cada día un poco más lejos de su rica historia.
