CITEDEF / Un Instituto que produce soberanía

Con la nueva gestión, el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa comienza a recuperarse tras cuatro años de desinversión, falta de formación profesional y abandono de proyectos ya iniciados. El  físico Pablo Bolcatto da en esta charla ejemplos del renacer del Instituto que preside desde el 10 de diciembre último y donde cada logro es sinónimo de soberanía.

 Por NICOLÁS AVELLANEDA

El CITEDEF, creado en 1954 y entonces conocido como CITEFA pues estaba bajo la conducción y destinado exclusivamente a desarrollar proyectos de las fuerzas armadas es, al decir de su actual presidente, “uno de los organismos nacionales simientes de la ciencia y la tecnología en el país, al punto que su creación precedió en cuatro años al Conicet”. Verdadero pionero del desarrollo científico y tecnológico (en él se crearon y construyeron los primeros 13 mil televisores de industria nacional por pedido expreso del entonces presidente Juan Perón), en 2008 el viejo CITEFA cambió su nombre por el actual, esto debido a que –según explica el doctor Bolcatto-  “el Instituto amplió su concepto: del instrumento militar que son las fuerzas armadas se pasó a una concepción global de la defensa”.

Con un total de 400 trabajadores, 300 de los cuales son investigadores y desarrollistas, el Instituto está siendo revalorizado en el aspecto científico-tecnológico y económico, pero también respecto al material humano. Entre 2015 y 2019, al decir de Bolcatto, “el Instituto sufrió una disminución en la cantidad de personal, además de una merma en su presupuesto. Ahora estamos revirtiendo esa situación, en principio, recuperando capacidades”. Según el funcionario, “el CITEDEF es muy importante para el país y es muy ancho en cuanto a la cantidad de disciplinas que abarca. Porque así como por cierto desarrollamos simuladores de entrenamiento para tanques de guerra, sistemas de de observación y puntería naval como el SEON, y tenemos un departamento de guerra electrónica, al mismo tiempo abarcamos otros campos que si bien también le incumben a las fuerzas armadas son menos imaginables”.

Entre esos “campos menos imaginables” figura el Departamento de Plagas e Insectos, en el cual se estudian vectores de transmisión de enfermedades, como el mosquito Aedes aegypti (transmisor del dengue) o las vinchucas (mal de Chagas).  Pero también hay un Departamento de Láseres –el más completo del país- donde se investigan desde los fundamentos de la mecánica cuántica hasta observaciones de calidad del aire atmosférico. Por eso, en opinión de Bolcatto, “la importancia e incidencia del CITEDEF en el sistema científico y tecnológico del país es verdaderamente relevante”.

EL ANTES Y EL AHORA      

Cuando el actual presidente se hizo cargo del Instituto encontró  “un organismo que sufría una reducción presupuestaria y una pérdida importante de capacidades porque, por ejemplo, no había recambio del  personal que se iba jubilando y tampoco capacitación del personal más joven. Y me topé con dos características principales respecto del personal: ante todo, un gran orgullo por todos los logros que el CITEDEF había tenido y una gran confianza en la capacidad de su gente. Pero al mismo tiempo una sensación de frustración porque veían que, ahora, todas esas capacidades no podían ser llevadas a cabo ni desarrolladas en toda su dimensión”.

Bolcatto agrega que a partir de su gestión están siendo recuperados cada uno de los proyectos que estaban parados. El Instituto, afirma, recuperó su vínculo con las fuerzas armadas, algunos de cuyos requerimientos ya está realizando. “Y empezamos a recuperar financiación para los proyectos” agrega, satisfecho. También cuenta que con el lanzamiento del programa FIDEF (destinado a investigación y desarrollo de la defensa y dependiente del ministerio de Defensa)  “muchos de los departamentos del Instituto y del resto del sistema de la defensa podrán presentar sus proyectos para que sean financiados y llevados adelante”. En este punto, Bolcatto cita el reciente lanzamiento del FONDEF el cual, afirma, “va a significar un cambio cualitativo muy grande, para toda la defensa, pero dentro de ella también para nuestro Instituto puesto que incluye un capítulo de ciencia y tecnología”. Y agrega que esa decisión política hace que “las perspectivas sean muy buenas” y le generen “mucho entusiasmo”.

Ante la pregunta del cronista sobre cuán importante es el desarrollo propio de la ciencia y la tecnología en el ámbito de la defensa, Bolcatto es categórico. “Mire: cuando el país no puede adquirir determinados elementos (barcos, aviones o vehículos terrestres de cualquier tipo) la respuesta es: bueno, los comparamos afuera. Pero no es lo mismo adquirir algo en el exterior que producirlo en el país. Y menos en el ámbito de la defensa: aquí es clave tener capacidades propias. Porque no todos los países están dispuestos a vender tecnología que puede ser sensible, así que a veces no importa que uno tenga el dinero para comprar: es muy posible que el país productor del elemento que uno necesita, no quiera venderlo”. Y pone un ejemplo: “Muchos de los aviones de nuestra flota, en los sistemas de eyección del asiento del piloto, tienen partes que solo son fabricadas o poseen licencia del Reino Unido. Desde el conflicto de Malvinas, no hay ningún vínculo comercial con los británicos, y menos tratándose de material sensible para un avión de caza. Y no tenemos, siquiera, la capacidad de evaluación bajo norma militar de los motores eyectores de los asientos. Por eso en el CITEDEF estamos tratando de lograr esa capacidad que, cuando la tengamos, será única en Latinoamérica”.

CONOCIMIENTO Y SOBERANÍA                                                                                                                    

Bolcatto le recuerda al cronista una frase de éste del comienzo del diálogo: “Usted decía que el estado es quien más invierte en ciencia y desarrollo tecnológico y yo me sumo a  su línea editorial agregando que el estado es el mayor responsable de motorizar la ciencia y la tecnología en todos los países. Y es así porque solo los estados pueden invertir grandes sumas d dinero sin  tener que esperar, o necesitar, un correlato de rédito económico a corto plazo como sí en cambio necesitan las empresas privadas”. Entonces cita el libro “El estado emprendedor”, de la escritora Mariana Mazzucato, quien como ejemplo pone el desarrollo del I-phone. Así, Bolcatto explica: “Todo el mundo cree que el i-phone es un logro de un emprendedor que empezó trabajando en un garaje  y terminó concretando una maravilla tecnológica. Pero en realidad el sistema GPS, la pantalla táctil, los procesadores internos, la capacidad de hacer cálculos, la cámara digital y la gran mayoría de los componentes de ese teléfono inteligente fueron desarrollos subvencionados, principalmente, por agencias estatales de Estados Unidos. Apple, en todo caso, se integró y utilizó una tecnología que otro desarrolló bajo su propio riesgo”.

Entonces el titular del CITEDEF habla de soberanía: “Por esto digo que el desarrollo de capacidades propias es fundamental para el desarrollo armónico de un país, pero sobre todo cuando se trata de capacidades soberanas. Me refiero, claro, a la soberanía del conocimiento, algo que es una de las cosas que no se pueden comprar. Además, siempre, los desarrollos en el campo de la defensa tienen aplicación dual pues, al tiempo que benefician al sector militar, también redundan en beneficio de la sociedad civil. Uno de los más claros ejemplos de lo que estoy diciendo es el radar, que nació como un elemento de uso estrictamente militar y que hoy es imprescindible en la vida civil”.

Y en ese pensar la soberanía con hechos y cosas concretas, Bolcatto alude a la pandemia del COVID-19 y a la parte que le toca a él y al CITEDEF para combatirla: “Cuando apareció el problema, una de las mayores preocupaciones que tuvimos todos, y en particular el sistema de salud, fue saber si podríamos afrontar la atención de la cantidad de enfermos que se esperaba. Lo que más preocupaba eran el oxígeno y los respiradores para las camas de terapia intensiva. Así, se advirtió que teníamos un déficit por lo que se desarrollaron distintas estrategias. El estado apoyó a las empresas que estaban fabricando respiradores para que aumentaran su producción; se importaron algunos respiradores y se recibieron respiradores donados por terceros. Pero paralelamente comenzamos a desarrollar otras alternativas. No se trató de respiradores de alta tecnología pero sí soluciones mecánicas de ventilación que pudieran ser utilizadas en situaciones de emergencia o en lugares donde no hubiera respiradores”.

El físico santafesino cuenta que entonces en el CITEDEF comenzó el diseño de un ventilador de asistencia mecánica en emergencia. Que, en principio, se lo hizo en forma conjunta con Fabricaciones Militares, la Facultad de Ingeniería del Ejército y el INTI. Hoy, el desarrollo es propio del CITEDEF y ya es una realidad. Y si bien es posible que, tal como reconoce Bolcatto, el aparato no llegue a usarse en el marco del COVID-19, sí será apto para su aplicación en el sistema de salud y cuenta con otras importantes ventajas: será una buena solución, a futuro, en lugares inhóspitos donde la alta tecnología no llega. Y hasta puede estar a disposición en las campañas antárticas.

Es por todo esto que Pablo Bolcatto dice que el CITEDEF está marchando nuevamente por el buen camino, un camino a lo largo del cual se deben recuperar todas las capacidades humanas y técnicas del organismo. Él está convencido de que el conocimiento aplicado en la ciencia y la tecnología es una de las mejores formas de ejercer la soberanía. Ejemplos no le faltan y razones le sobran.

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