Las dos plazas

Por LEONARDO MARTÍN

 Miles de personas se acercaron a la Plaza de los Dos Congresos para marcar una posición en apoyo o rechazo a la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El destino en la Cámara de Senadores estaba resuelto en la previa del comienzo de la discusión. La media sanción del proyecto por la Cámara de Diputados se empantanó en las creencias de muchos senadores, en las roscas del pago chico y en la efectiva presión de la Iglesia.

La sesión estuvo enmarcada por movilizaciones de las dos posturas congregándose ambas en el Congreso. Como si fuera un enfrentamiento deportivo cada uno con su color, con sus estandartes y cotillón propio. Inclusive, como en los estadios de fútbol ambas marchas separadas por un extensa reja con una nutrida custodia policial para evitar cruces.

De recorrida por la zona quien escribe transitó por ambas columnas. La verde reclamando por el aborto seguro, legal y gratuito y por aquella que se denomina a sí misma “provida”. Primer rasgo destacado es nuevamente la comprobación del saludable hábito en nuestro país de tomar la calle para expresar una posición sobre los temas públicos. Uno después acuerda más con una posición que la otra, toma parte o no, pero alejándose un poco de las pasiones concretas, la movilización de la sociedad argentina es un rasgo valioso.

Yendo a las impresiones sobre ambas columnas lo primero a señalar es la enorme masividad de los pañuelos verdes en una cifra aplastante sobre los celestes. Caminando a unas cuadras del Congreso predominaban los pañuelos verdes, los rostros pintados con purpurina del mismo color.

Los vendedores con una intuición mercantil probada se la jugaron por la venta de pañuelos verdes. En menor cantidad celestes y los naranjas que propician la separación entre el Estado y la Iglesia.

La columna verde era inmensa. Comenzaba en la Avenida Rivadavia extendiéndose hasta Avenida de Mayo y también por Callao. Las calles aledañas también estaban pobladas por una marea de adolescentes, chicas jóvenes y también adultas. Las varones con pañuelo o alguna insignia verde no eran pocos.

Había organizaciones presentes de izquierda, sociales, feministas así con una inmensa cantidad de chicxs que se acercaron sueltas, identificadas con la causa. La edad era absolutamente transversal, con una inmensa cantidad de chicas entre 15 y veintipocos años. Todo un dato a futuro.

El clima era festivo, pese a las malas noticias conocidas sobre el rumbo de la votación. Se puede interpretar que en ese inmenso colectivo de múltiples identidades políticas y orígenes hay una confianza en que el futuro va por ese lado. En muchas hay urgencia, pero el proceso marca que la orientación más temprano que tarde va hacia esa postura. La inmensa participación juvenil por el sí a la posibilidad del aborto seguro, legal y gratuito marca que no se podrá esquivar el tema mucho tiempo más. Sin un Papa argentino hoy en el Vaticano probablemente la historia hubiera sido otra. Son conjeturas igual.

Del lado celeste la participación númerica era menor. Inmensamente menor pero aún así con una buena cantidad de que se ubicó sobre calle  Yrigoyen y la Avenida Entre Ríos. Los pañuelos celestes se juntaban con banderas argentinas en una cuestionable utilización de la insignia patria en una discusión en donde nada tiene que ver la cuestión nacional.

La franja etaria era amplia. Habían más familias con su hijos, adultos, pero también muchos jóvenes. La presencia a simple vista también fue más federal con carteles marcando la pertenencia a diversas provincias. Se observaba cierta organicidad en la presencia de numerosos micros en las calles laterales. Uno esperaba encontrar de ese sector quizás más identificaciones religiosas pero lo cierto es que no abundaban.

Un dato valioso, por lo menos de la recorrida de quien escribe, es una convivencia pacífica en las zonas mixtas donde se mezclaban los pañuelos verdes con celestes. Cruces sin provocaciones innecesarias y con silencio respetuoso. Al menos en la superficie de los comportamientos primó la paz.

La noche lluviosa, el frío, las obligaciones familiares fueron despoblando la plaza. La votación en Senadores está definida, pero el debate quedó abierto y encendido. No se va a terminar con el contratiempo parlamentario. Un amplio sector de la sociedad, masivo, militante y decidido volverá a la carga en un debate que no será sencillo de cerrar. Puede interrumpirse y perder intensidad por un tiempo, pero parece inevitable que en el futuro termine saldándose para el lado verde. El tiempo y la enorme militancia juvenil en ese tema juega a su favor. La experiencia histórica marca que estos procesos son indetenibles cuando un sector tan amplio de la sociedad empuja hacia ese rumbo con la decisión que mostró hoy en las calles.

 

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