Un repaso por lo sucedido en el partido entre Independiente y Universidad de Chile.
Por Leonardo Martín
Las imágenes de los incidentes en el partido entre Independiente y la Universidad de Chile son realmente dantescas y es imposible no quedar impactado por el nivel de violencia. El saldo a estas horas, jueves mediodía, es de cuatro internados, dos de ellos en estado grave y dos restantes que se espera que reciban el alta en las próximas horas. Hubo en total 111 detenidos, 110 de ellos chilenos.
Quien escribe estas líneas, estuvo en la cancha de Independiente en el día de ayer y lleva muchos años, yendo a la vieja Doble Visera y ahora al Libertadores de América Ricardo Bochini. Es el episodio más violento en todos esos años vivido en el estadio.
Primero una crónica de lo sucedido ayer y luego una reflexión. Llegamos al estadio temprano para ocupar un lugar en la Tribuna Sur, debajo de los hinchas chilenos. La experiencia dice que hay que evitar quedar fuera del alcance de una tribuna superior donde hay visitantes que es donde nos ubicamos. Además con la prevención de que la Universidad de Chile tiene buena convocatoria y con hinchadas chilenas cada vez más compleja a nivel de violencia.
Hay un dato adicional que es que la falta de público visitante en los estadios argentinos, excepto copas internacionales, que hizo que se desarmaran las protecciones para evitar justamente que no sucediera lo que finalmente pasó ayer. Conmebol obliga a jugar con visitantes, pero no todas las canchas están preparadas para esa situación. Ya volveremos con el tema.
La previa, los alrededores de la cancha, no daban señales de clima tenso que después de tanto tiempo uno ya percibe. Antes de empezar el partido ya arrojaban cosas menores, agua y orín desde arriba, pero el nivel de violencia fue in crescendo por parte de la hinchada de la U hasta hasta volverse muy peligroso en el entretiempo.
De parte de Independiente había cantos dentro del folclore del fútbol asociando a los chilenos con los ingleses o alguna cargada por una nueva ausencia del Seleccionado de Chile en Mundial. En el entretiempo que se extendió si comenzó a haber respuesta desde las Gargantas contra los chilenos que tiraban también cada vez más cosas como butacas, caños o elementos de los baños.
Dentro de la cancha el partido iba 1 a 1. Lo empezó ganando la Universidad de Chile con un gol tempranero de Assadi y con un empate posterior de Santiago Montiel. Serie abierta y que prometía un segundo tiempo con mucha intensidad y nervio.
Se empieza a jugar el segundo tiempo, pero no había manera. Los chilenos seguían tirando de todo y le respondían desde la Garganta que da a la vía un grupo de Independiente. Se iba viendo que la continuidad iba a estar difícil más allá de la voluntad de Conmebol de jugarlo a como de lugar.
Una aclaración de las barras de Independiente que hoy tiene dos grandes facciones y una tercera más pequeña. Los Dueños de Avellaneda sería la «oficial» que ocupa la Tribuna Norte, los Diablos Rojos que están en la tribuna Sur baja y después la facción que encabeza Bebote Álvarez hoy con más capacidad de ruido mediático que gravitación real.
Un poco ante la inacción policial, otro tanto por la bronca de la agresión permanente de la barra chilena, el público de Independiente le empieza a pedir a la barra que actúe contra sus pares de la U. Al rato, casi una hora después de que comiencen los incidentes, la barra oficial pasa a la tribuna donde estaban los chilenos que ya prácticamente habían sido desalojados por una orden del operativo policial.
Ahí se vieron las escenas que se viralizaron con criminales golpes a hinchas chilenos y el que termina arrojándose al vacío y que a estas horas está grave, pero vivo de milagro. Los testimonios afuera hablan también de una situación muy violenta con la Infantería que termina deteniendo a 110 hinchas chilenos y muchos de ellos heridos.
El operativo falló en muchos aspectos. Uno de ellos, indudablemente, es el de permitir la cacería de la hinchada de Independiente en la parte final. Dentro del estadio hay una empresa de seguridad que no está en condiciones de sostener si una barra se desmadra. No está preparada ni tiene los elementos necesarios de protección.
¿Qué pasó con la Policía que no lo previno? El gran interrogante porque además no era difícil hacerlo. No hay muchos canales de conexión entre la Tribuna Norte y la Sur. Es por adentro o la calle Bochini. Si Infantería hubiera bloqueado esa zona se hubieran evitado esas imágenes.
El día después, es oportunista la intervención de Patricia Bullrich queriendo sacar tajada política de la situación. Tiempos que corren de campaña «roñosa» como Axel Kicillof advirtió que se iba a dar.
¿Y la Conmebol? Sabemos que solo le importa el negocio y no la seguridad de los hinchas. Son frecuentes y constantes las imágenes de violencia policial y seguridad privada en las canchas de Brasil sobre los visitantes. A la hinchada de Racing, la semana pasada, la tuvieron hasta la 1:30 de la mañana encerrada en el estadio de Peñarol.
A esta altura debería haber acciones para proteger a los hinchas visitantes o si no está garantizada la seguridad no exponer a familias y niños a esa situación. El negocio de vender televisaciones con ambas parcialidades no puede estar por arriba de la seguridad de quienes quieren seguir a sus equipos.
Previsiblemente ambos equipos van a recibir sanciones y la casi segura eliminación de esta Copa Sudamericana. A ello habrá que agregar una previsible suspensión de estadios o con partidos sin público y en el peor de los casos una sanción que no les permita jugar torneos internacionales por un tiempo. Que no haya muertes puede darle a la Conmebol un posibilidad de evitar esa sanción.
Una noche desquiciada, que no será olvidada fácilmente ni en Avellaneda ni tampoco por los hinchas de la Universidad de Chile. Lo que sucedió ya no se puede cambiar. Al menos que sirva de enseñanza para lo que viene.