Finalmente llegó el día del paro nacional convocado por la CGT y ambas CTA que en estas primeras horas de la mañana ya se puede calificar de contundente, con un mensaje muy claro y transversal de rechazo a las políticas del gobierno nacional. Estaciones de trenes cerradas, muy pocos colectivos en las calles, sin subtes y con escasos vehículos particulares circulando por las calles al menos de Buenos Aires.
Con un adhesión masiva se expresa el malestar y el rechazo motosierra para los salarios y jubilaciones, así como crecientes niveles de desempleo que viendo las perspectativas van a escalar en los próximos meses, a los brutales aumentos de los servicios y a ingresos envían a la pobreza a millones de argentinos.
La medida de fuerza también se da en un contexto donde se discute la ley Bases y Fiscal en el Senado de la Nación con un texto que contiene una flexibilización laboral, que deteriora las condiciones de los trabajadores del sector público. que establece escandalosos beneficios para inversores extranjeros con el Regimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI), que pone fin a las moratorias previsionales, que restituye el Impuesto a las Ganancias para los trabajadores y beneficia a los sectores más adinerados con la baja de Bienes Personales, por mencionar algunos de los temas.
La mañana porteña amaneció con un movimiento menor inclusive que el de un domingo por la mañana, pese a los esfuerzos del Gobierno por desactivar el paro. Inclusive con la complicidad de la empresa DOTA que controla más de 100 líneas en el AMBA, con amenazas para sus trabajadores de descuentos, sumarios y suspensiones y con algún referente gremial en la empresa con el traje hecho a medida.
En un comunicado de prensa con la firma de la CGT, CTA de los Trabajadores y CTA Autónoma calificaron al gobierno nacional de implementar un «ajuste brutal» que «sufren especialmente los sectores de menores ingresos, las clases medias, asalariadas, jubilados y pensionados».
«Estamos ante un gobierno nacional que quita derechos laborales y sociales, que redefine el rol del Estado, cerrando y achicando a su mínima expresión importantes dependencias e instituciones», recordando los «miles de despidos» que llevó adelante.
También recuerdan en ese comunicado la «paralización de la obra pública generando un descomunal desempleo», el «desfinanciamiento a la educación, las universidades, la ciencia y la cultura» y los intentos de lo que calificaron como «peligrosas políticas de privatización de empresas públicas y de entrega de los recursos del patrimonio nacional».
«Precios liberados en alimentos, en medicamentos, en energía y en los servicios esenciales y salarios disminuidos en su poder de compra», denunciando además «las paritarias intervenidas por el ministro de Economía que impide la adecuada actualización de los salarios».
«Un Gobierno sin diálogo social, que solo se vincula con los representantes de intereses amigos, que agrede y deshecha a los trabajadores y a sus organizaciones, menosprecia a los jubilados y pensionados que no pueden esperar, se desentiende de la situación de los más vulnerables, discrimina a los y las hacedoras de la economía popular, mientras se deteriora gradualmente el valor capital de las pequeñas y medianas empresas y comercios», indicaron.
«Las y los trabajadores reafirmamos nuestro compromiso y nuestro derecho a participar en el diseño de la sociedad a la que aspiramos», convocando a «todos los actores sociales e institucionales a la construcción de un programa de consenso multisectorial que nos permita avanzar hacia una agenda de diálogo para una Argentina del desarrollo, de la producción y el trabajo, solidaria, inclusiva y con igualdad de oportunidades», concluyeron.