El ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa anunció este domingo una batería de medidas para recomponer ingresos de trabajadores y jubilados deteriorados tras la devaluación del 22% del peso posterior a las PASO. En el caso de los trabajadores registrados es un bono de $60.000 a hacerse efectivo con los salarios de agosto y septiembre. Los detalles.
Por Leonardo Martín
Tras ser adelantadas en varias ocasiones en las últimas dos semanas, finalmente llegó el paquete de medidas prometido por Sergio Massa para recomponer poder adquisitivo de aquellos sectores con ingresos fijos afectados por la devaluación posPASO. Para los trabajadores registrados, tanto del sector privado como del público, se dispuso el pago de una suma fija de $60.000 en dos tramos de $30.000 cada uno a hacerse efectivos durante los meses de agosto y septiembre. En el caso de trabajadoras de casas particulares será de $25.000 también en dos tramos.
En el caso de los trabajadores del sector registrado, este bono alcanzará a aquellos que perciban salarios netos de hasta $400.000, es decir lo que recibe en mano. Será no remunerativo, absorbible por futuras discusiones paritarias y proporcional a las horas trabajadas en el caso del multiempleo.
Para las trabajadoras de casas particulares la suma fija será de $25.000 dispuestas en dos tramos de $12.500 para los meses de agosto y septiembre y que también lo recibirán en relación a las horas trabajadas teniendo en cuenta que es común que muchas de ellas lo hagan en diversos hogares.
“En agosto, el índice de precios va a tener un salto por la devaluación que impuso el FMI a causa del endeudamiento contraído por la gestión de Mauricio Macri. Lo que estamos haciendo con la suma fija es que el salto que va a tener el índice de precios no lo tengan que absorber los trabajadores”, justificó en una conferencia de prensa que realizó este lunes por la mañana la ministra de Trabajo Raquel “Kelly” Olmos.
Allí también aclaró que en el caso de las microempresas (hasta 10 empleados) el pago del bono será absorbido 100% por el Estado a través de una exención de las cargas patronales; en el de las pymes (hasta 100 trabajadores) el Estado se hará cargo del 50% de ese pago también utilizando el mecanismo de condonación de las cargas patronales y en empresas de más de 100 trabajadores el pago de la suma fija estará a cargo completamente del empleador.
De este modo queda saldada, al menos en el corto plazo, un debate dentro del movimiento obrero sobre el pago de una suma fija para recomponer ingresos rápidamente. Una cifra que tendrá impacto en el corto plazo y que luego, como se mencionó líneas arriba, , que será absorbida por la paritarias. Una medida a mitad de camino entre la suma fija y el pago de un bono.
Sectores gremiales como la Corriente Federal de Trabajadores, CTA de los Trabajadores y Frente Sindical venían reclamando el pago de una suma fija sin excluir las negociaciones paritarias, a diferencia de la mesa chica y con mayor peso en la conducción de la CGT con una postura de encauzar la recomposición salarial mediante las paritarias que se encuentran activas y sin trabas para su homologación por parte del Ministerio de Trabajo. Tema crucial es que los precios no continúan su escalada ascendente al ritmo vertiginoso del último período y especialmente en las últimas dos semanas.
La propia CGT salió rápidamente a respaldar las medidas dispuestas por Sergio Massa mediante un comunicado de prensa difundido el domingo por la noche destacando que “fortalecen el salario de los trabajadores y trabajadoras” y que “permiten vislumbrar otro horizonte para nuestro país con más trabajo, más producción y más desarrollo”.
Queda en el debate sobre si el pago de un bono de $60.000 es suficiente para recomponer el poder adquisitivo de salarios que vienen castigados desde por lo menos el año 2018, duramente en los dos años finales del gobierno de Mauricio Macri y sin poder recuperar terreno durante el gobierno del Frente de Todos.
Días atrás, Hugo “Cachorro” Godoy reclamaba desde la CTA Autónoma una suma fija de $100.000 y desde la CTA de los Trabajadores planteaban que sea de $75.000. El pedido de la suma fija también se da en un contexto una porción importante de trabajadores registrados, bajo convenio, no alcanzan con sus salarios la Canasta Básica Total medida por el INDEC que a julio, previo a la devaluación posPASO, estaba en $250.000. Un planteo instalado en el mundo gremial es que esa suma fija permita que ningún trabajador registrado quede bajo esa línea de la Canasta Básica Total. Ese tema aún queda lejos de estar saldado.
Por su lado, la argumentación de la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, es que en el último período las paritarias le vienen ganando a la inflación -sin contar el mes de agosto en donde la suba de precios se ha disparado- y que hay un proceso de negociación salarial permanente en donde en este 2023 el promedio general es de negociaciones trimestrales o cláusulas de revisión permanente para no perder poder adquisitivo. A ello suman la expectativa de que los acuerdos de precios que lleva adelante el Ministerio de Economía morigeren el impacto inflacionario.
En línea con esa postura, días atrás, el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) difundió un estudio donde detalla que en la medición interanual medida al mes de julio pasado, siete de cada diez paritarias de gremios representativos por su impacto en cantidad de trabajadores le han ganado a la inflación. En una metáfora bélica es una guerra de trincheras, donde los salarios ganan algunos meses, pero con la inflación de un solo mes, como podría ser agosto, retroceden rápidamente e incluso pueden perder posiciones ganadas en un período de varios meses.
En los últimos días fueron varios los gremios que lograron cerrar paritarias con cifras con importantes recomposiciones. Entre ellos Camioneros con un 61% para el próximo semestre, Neumático con un 65% entre julio y noviembre y Alimentación con un 34% para el trimestre agosto a octubre. Bancarios se encuentra en plena negociación, Comercio pidió adelantar su paritaria.
Es cierto que todas las negociaciones se dan un marco de total incertidumbre para el escenario poselectoral donde predominan expectativas negativas en materia cambiaria y saltos al vacío en caso de una victoria de Javier Milei así como una coyuntura también adversa con un triunfo de Patricia Bullrich. En resumen, tiempos complejos, con el foco en puesto en el corto plazo y con numerosos interrogantes abiertos para el mundo del trabajo.