El seleccionado galo venció 4 a 2, con goles de Mandzukic -en contra-, Griezmann -de penal-, Pogba y Mbappé. Perisic igualó transitoriamente y Mandzukic descontó tras un grosero error de Lloris. El argentino Néstor Pitana tuvo un polémico arbitraje.
Francia ganó la segunda Copa del Mundo en su historia al imponerse este domingo a Croacia, por 4 a 2, en la final disputada en el estadio Luzhniki de Moscú.
Los Bleus se impusieron con los goles de Mario Mandzukic, en contra (18 minutos), Antoine Griezmann (38, penal), Paul Pogba (59) y Kylian Mbappé (65). Los balcánicos habían logrado el empate parcial con Ivan Perisic (28) y Mandzukic (69) logró el descuento.
Dos décadas después de que Didier Deschamps levantara la Copa del Mundo como capitán de los Bleus en casa, el ahora seleccionador iguala con el brasileño Mario Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer como los únicos en haber sido campeones del mundo como jugador y técnico.
Francia sustentó su triunfo en los atributos con los que supo marcar la diferencia a lo largo de todo el Mundial. Inteligencia para saber qué hacer y en qué momento, una estructura colectiva bien aceitada y adaptable a diferentes circunstancias de juego, y una extraordinaria capacidad para contragolpear.
El encuentro comenzó con el guion previsto: Francia cedió la iniciativa a los croatas y se parapetó delante de su arquero Hugo Lloris esperando su momento, aunque con algún susto debido a los nervios, como sendas pelotas que perdieron Benjamin Pavard (3) y NïGolo Kanté (11).
Luka Modric e Ivan Rakitic dirigían los avances croatas, buscando casi siempre el costado izquierdo, por donde Ivan Perisic llevaba casi todo el peligro de los balcánicos, como un centro que despejó Raphaël Varane antes de que definiera Mandzukic (15).
El arma de la pelota parada
Tras el primer cuarto de hora, los Bleus se sacudieron un poco el dominio, Kylian Mbappé apareció con uno de sus slalom por la derecha y Antoine Griezmann forzó una falta sobre a derecha del ataque, desde la misma posición que sirvió a Varane para abrir el marcador contra Uruguay en cuartos (2-0).
El 7 pateó al punto de penal, Mandzukic «peinó» la pelota e involuntariamente la mandó a la red, en el primer tanto en contra en una final mundialista en toda la historia (18).
Otra vez, como contra Dinamarca en octavos, Rusia en cuartos e Inglaterra en semifinales, los croatas comenzaban por debajo en el marcador, pero si una cosa demostró el equipo de Zlatko Dalic fue espíritu de superación y una fe inquebrantable, y Perisic igualó el marcador con un zurdazo desde la frontal (28).
En el Mundial del VAR, que había perdido protagonismo en la segunda fase, el videoarbitraje se autoinvitó a la final, en una mano de Perisic que el árbitro argentino Néstor Pitana, tras consultar la repetición, acordó una pena máxima que transformó Griezmann en el 2-1 (38) con el que se llegó al descanso.
En la segunda parte el partido se abrió y, asistido por Rakitic, Ante Rebic pudo empatar en el 48, pero su disparo lo envió a córner Hugo Lloris. Los Bleus respondieron con una jugada por la derecha de Mbappé, que ganó en velocidad a Domagoj Vida, pero estrelló el remate en los pies de Subasic en el mano a mano con el arquero croata (52).
Y Francia sentenció en otra jugada por la derecha de Mbappé, que llegó a la línea de fondo, cedió a Griezmann y éste a Pogba, que disparó colocado y dejó como una estatua a Subasic (59)
Pogba y Mbappé apagaron el fuego croata
Ese gol apagó el fuego de los Vatreni, tanto de los jugadores como de los aficionados croatas, mayoritarios en el Luzhniki y cuyos sueños de título se esfumaron definitivamente cuando Mbappé envió de nuevo el balón a la red en un disparo lejano que sorprendió al arquero del Mónaco (65).
Demasiado castigo para una Croacia que, junto a Bélgica, propuso el juego más atractivo del campeonato y que no se rindió nunca, a imagen del segundo gol croata, un balón manso a Hugo Lloris que peleó Mandzukic hasta aprovechar el fallo del portero y empujar la pelota al fondo del arco francés (69).
Francia, que había perdido la final de la Eurocopa-2016 en casa, contra Portugal en la prórroga, añade una segunda estrella a su camiseta. Y dada la juventud de su plantel, puede tener unos años de dominio en el planeta fútbol.
Lo hace, además con un fútbol que recuerda al Atlético de Madrid de Diego Cholo Simeone, y no solo por los tres colchoneros en la final (los franceses Griezmann y Lucas Hernández y el croata Sime Vrsaljko), sino por la férrea defensa de los Bleus, su velocidad a la contra y su poder en el juego aéreo.