FIEBRE AMARILLA / Dos argentinos muertos, uno de ellos vecino de Lanús

Una de las víctimas es un hombre oriundo de Lanús que falleció por fiebre amarilla tenía 69 años, era jubilado y se contagió en un viaje que hizo a Río de Janeiro entre fines de febrero y principios de marzo, acompañado por su nieto de 14 años. Ninguno de los dos se había vacunado y el chico no presentó síntomas de la enfermedad. El otro caso, también de un varón de 69 años se dio en Cipolletti, Río Negro tras un viaje por Río.

La víctima, identificada como Juan Domingo Ievoli, estuvo internada en terapia intensiva del Sanatorio Finochietto de la Ciudad de Buenos Aires y murió el 21 de marzo por la tarde, confirmaron fuentes de la Municipalidad de Lanús.

​Ievoli viajó a Ilha Grande (Río de Janeiro) del 27 de febrero al 8 de marzo.

“Durante la madrugada del día 9/3/2018 comenzó con fiebre, automedicándose con AINE. El día sábado 10/3/2018 solicita atención en domicilio y el médico que lo atendió sugirió que concurra a un centro de atención para tener la posibilidad de realizar estudios complementarios”, indica un informe elaborado por el jefe de Epidemiología de Lanús, doctor Hernán Blum.

A las pocas horas Ievoli fue internado con diagnóstico de “síndrome febril agudo inespecífico” y presentó complicaciones hepáticas, por lo que el lunes 12 quedó internado en terapia intensiva y se le hicieron los análisis que determinaron el contagio de fiebre amarilla. Pese al tratamiento específico, falleció a los pocos días.

Como medida de prevención, fumigaron las nueve manzanas que rodean la vivienda de la víctima, en Monte Chingolo.

Al confirmarse el caso, como medida de prevención desde el Municipio de Lanús implementaron un operativo de fumigación de las nueve manzanas que rodean la vivienda de la víctima, en Monte Chingolo.

En el caso del hombre de Río Negro que terminó falleciendo en una clínica de Neuquén debido a una falla multiorgánica provocada por la enfermedad, también visitó Río de Janeiro a principios de marzo, y por tener más de 60 años le desaconsejaron darse la vacuna antes de viajar a Brasil.

En Buenos Aires también se dio en los últimos días otro caso grave, de un joven de 24 años que se embarcó en un crucero a Río de Janeiro sin haberse vacunado. A su regreso, presentó síntomas y fue diagnosticado con fiebre amarilla en el Sanatorio Trinidad Mitre. Este joven, oriundo de la localidad bonaerense de Hurlingham, también derivó en un cuadro grave, con falla renal y hepática. Recibió un trasplante de hígado y continúa internado.​

“La fiebre amarilla suele evolucionar en forma relativamente favorable, pero cuando se da un cuadro grave, la probabilidad de muerte es alta. Por eso también se debe derivar en forma oportuna”, indicó la doctora Patricia Angeleri, directora nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud.

Las áreas de Brasil incluidas en las recomendaciones de vacunación son los estados de Río de Janeiro, San Pablo, Espíritu Santo y Bahía.

Los síntomas son: fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio.

– Una pequeña proporción de pacientes infectados presentan síntomas graves, y aproximadamente la mitad de estos casos fallecen en un plazo de 7 a 10 días.

– El virus es endémico en las zonas tropicales de África y de América Central y Sudamérica.

– Desde el lanzamiento de la Iniciativa contra la Fiebre Amarilla, en 2006, se han hecho importantes avances en la lucha contra la enfermedad en África Occidental, y se han vacunado más de 105 millones de personas en campañas de vacunación en masa.

En África Occidental no se han notificado brotes de fiebre amarilla en 2015.

– Las grandes epidemias de fiebre amarilla se producen cuando el virus es introducido por personas infectadas en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados transmiten el virus de una persona a otra.

– La fiebre amarilla puede prevenirse con una vacuna muy eficaz, segura y asequible. Una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo. La vacuna ofrece una inmunidad efectiva al 99% de las personas vacunadas en un plazo de 30 días.

– Un buen tratamiento de apoyo en el hospital aumenta la tasa de supervivencia. No hay tratamiento antivírico específico para la fiebre amarilla.

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