Lo hizo el Ministerio de Salud por el avance de la enfermedad en la región. Según expertos, acá hay 750 mil chicos en peligro de contagio ante un brote.
El Ministerio de Salud de la Nación emitió un alerta epidemiológico por riesgo de reintroducción del sarampión en la Argentina. Fue pocos días después de que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertara sobre la existencia de varios brotes de la enfermedad en países de la región, el más importante de ellos en Venezuela. En este contexto, las autoridades sanitarias argentinas entendieron que existe un peligro cierto de que la enfermedad regrese al país, que con toda la región había sido declarado libre de este mal en 2016.
Además, este brote se produce poco tiempo antes de que se realice la nueva campaña vacunatoria de refuerzo contra el sarampión, que se hace cada cuatro o cinco años y que está prevista para septiembre.
Mientras que en 2017 sólo cuatro países de América habían confirmado casos de sarampión (Argentina, Canadá, Estados Unidos y Venezuela), en lo que va de 2018 ya fueron nueve: Venezuela (159), Brasil (14), Estados Unidos (13 importados y vinculados), Canadá (4 importados), México (4), Perú (2), Antigua y Barbuda (1 importado), Colombia (1 importado) y Guatemala (1 importado).
El mayor brote de la región tiene lugar en Venezuela, con 886 casos confirmados entre junio de 2017 y febrero de este año, incluidas dos muertes, informó la OPS. El grupo de edad más afectado son los menores de 5 años, seguido por el de 6 a 15 años, advierte el documento. En Brasil, el segundo país con más casos confirmados este año, el brote está en el municipio de Boa Vista y Pacaraima, estado de Roraima, fronterizo con Venezuela.
«Todos los casos confirmados se reportaron en ciudadanos venezolanos, no vacunados, cuyas edades oscilan entre nueve meses a 18 años de edad», dijo la OPS.
“Toda la región está bajo alerta por la situación del sarampión en Venezuela, se han registrado casos en otros países de la región también. En Brasil han tenido una situación sanitaria importante, por el desplazamiento de personas. El alerta tiene que ver con eso. Uno va monitoreando, analizando la situación y debe tomar las riendas de acción que estima convenientes”, explicó a Clarín Cristian Biscayart, a cargo de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la Nación.
“El virus estaba circulando en todas las regiones de la OMS salvo en las Américas, por lo que se venía diciendo que el riesgo era permanente. Pero ahora es más alto todavía porque en estos tres meses de 2018 ya son nueve países de nuestra región en los que registraron casos. Al mismo tiempo, la migración de Venezuela hacia los países que están cerca es un riesgo muy grande. Sumado a la globalización, podemos tener un caso en Argentina en cuestión de horas”, explicó la infectóloga Carla Vizzotti, de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología y ex titular de la Dirección Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la Nación.
La otra situación, agrega Vizzotti, es que año a año se van acumulando «susceptibles» (niños que no acceden a las vacunas de calendario y quienes las reciben y no responden). La vacuna del sarampión tiene una falla de 10% para la primera dosis y de 5% para la segunda, sumado a que las coberturas de vacunación son subóptimas, y no se logra alcanzar el 95% de cobertura.
“Entonces, desde la última campaña en 2013 a hoy ya se acumuló un cohorte de 750 mil chicos menores de 5 años susceptibles, con lo que el riesgo de brote en caso de tener un caso importado es alto ya que el sarampión es muy contagioso, 9 de cada 10 susceptibles en contacto con el virus adquieren la enfermedad, añade la especialista. Para eso se realiza cada cinco años la Campaña de Seguimiento, que está orientada a chicos de 1 a 4 años, para que reciban una dosis extra de la triple viral.
“En Argentina la cobertura de la vacuna para el sarampión está en torno al 90%, no llega al ideal del 95%. A eso se le suman los fallos vacunales. Unos y otros se van acumulando a lo largo del tiempo y cuando superan un número crítico de susceptibles, frente a una reintroducción del virus, puede haber un brote grande”, coincide Biscayart.
Grupos de riesgo y vacunación
Según el Calendario Nacional de Vacunación de la Argentina (uno de los más avanzados de la región), la primera dosis de la vacuna triple viral (contra el sarampión, paperas y rubéola) debe aplicarse a los 12 meses. Los bebés de menos de un año son el grupo más susceptible, que puede presentar cuadros más graves y fallecer. “Por eso, todos los demás debemos estar vacunados, para protegerlos en forma indirecta”, dice Vizzotti. Luego, al comenzar la educación primaria (5 o 6 años), se aplica la segunda dosis.
¿Qué pasa con los adultos? “Aquellos que nacieron antes de 1965 no necesitan vacuna, porque se considera que son inmunes, por haber tenido contacto con el virus antes de que se incorporara la vacuna. Los demás adultos, si tienen certificado por carnet dos dosis de vacuna con componente antisarampión después del año de vida, están protegidos. Si no recuerdan, puede hacerse un análisis serológico, para ver si tienen el anticuerpo. Pero, ante la duda, pueden ir y darse una dosis de triple viral, siempre que no haya contraindicaciones”, dice Vizzotti.
Como establece la Ley 15.465, los casos sospechosos de sarampión son de notificación obligatoria. Esta obligatoriedad alcanza a todos los sectores de la salud, ya sean públicos, privados o de seguridad social. El caso sospechoso debe notificarse inmediatamente para no perder tiempo en tomar las medidas de bloqueo de foco, para evitar contagios.
Un caso se define como sospechoso cuando el paciente presenta fiebre mayor a los 38°C y exantema, o en todo caso en que el profesional de la salud sospeche sarampión o rubéola.
El sarampión es una enfermedad viral aguda, potencialmente grave y altamente contagiosa. Las manifestaciones clínicas son fiebre, conjuntivitis, tos, enantema típico (manchas características) pero que no está presente en todos los casos y erupción generalizada centrífuga con espacios de piel sana que comienza en la cara y luego desciende por el tronco y miembros.
La forma de transmisión es de persona a persona, por diseminación de gotitas a través del aire, lo que la convierte en altamente contagiosa. La presencia de aerosoles permite la transmisión aérea en lugares cerrados (como consultorios o internaciones) hasta dos horas después. Por eso es importante el aislamiento de los pacientes.
El periodo de incubación es de 10 días (en un rango de 7 a 18) desde la exposición al virus hasta el inicio de la fiebre, y 14 días hasta el inicio de la erupción.
Fuente Rosario Medina - Clarín