A 20 años de la Masacre de Avellaneda. El recuerdo de aquella jornada

Un 26 de junio del turbulento año 2002, se producían los asesinatos de los militantes sociales Maximiliano Kosteki y Darío Santillán con una represión feroz de la que participaron diferentes fuerzas de seguridad. Desde el viernes, se vienen realizando diferentes actos recordando y repudiando la masacre.

Tiempos difíciles, testimonio de lo que fue la crisis económica y social más profunda de la historia argentina. El cuarto de siglo de políticas neoliberales habían desembocado en la crisis que estalló el 19 y 20 de diciembre de 2001, con consecuencias que se extendieron en el tiempo.

Los altísimos niveles de desocupación, pobreza y marginalidad de la década del noventa generaron como respuesta la formación de grupos piqueteros y movimientos de trabajadores desocupados. Y 2002 fue un año especialmente álgido en protestas y reclamos de esas organizaciones en un clima de extrema bronca social sintetizado en el «que se vayan todos».

Fueron innumerables los cortes de puentes y rutas durante aquellos meses, pero ese 26 de junio se esperaba una jornada violenta. Funcionarios del gobierno nacional venían deslizando ese mensaje, afirmando que no se iba a permitir el corte del puente. Supuestas fuentes de inteligencia venían alertando que los piqueteros tenían un «plan revolucionario» con intenciones de derrocar al gobierno del entonces presidente interino, Eduardo Duhalde. Días atrás, las organizaciones piqueteras habían organizado un plenario en el gimnasio Gatica de Villa Domínico donde se habrían dicho esas palabras.

La mañana fría, neblinosa, de ese 26 de junio tuvo un despliegue policial inédito con participación de la Bonaerese, la Federal, Gendarmería y Prefectura. Testimonios allí presentes interpretan que las fuerzas de seguridad forzaron la chispa para encender la represión que comenzó sobre la Avenida Mitre a la subida del Puente Pueyrredón. Tras una breve refriega comenzó la estampida de los militantes piquetereos por diferentes calles, muchos hacia la estación de trenes sobre Hipólito Yrigoyen, donde se producirían los asesinatos. Ambos eran militantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD), Kosteki en Guernica, Santillán en Lanús.

En el repliegue, Maximiliano Kosteki recibe la herida de bala a la altura del supermercado Carrefour. Logra llegar hasta dentro de la Estación donde está la imagen donde malherido está sentado junto a una columna. Darío Santillán se acerca a socorrerlo y allí recibe el disparo mortal, algunos dicen del propio comisario Alberto Fanchiotti, otros del cabo Alejandro Acosta. Ese día fueron 33 heridos de bala de plomo en su totalidad. La masacre no fue mayor de milagro.

Ese día, hubo una represión policial desmesurada que se extendió por varias cuadras a la redonda y muy violenta que también incluyó el ataque a un local de Izquierda Unida a cuadras del Hospital Fiorito.

Hay un capítulo aparte sobre la cobertura mediática de los hechos, planteando que las muertes habían sido parte de un enfrentamiento entre las organizaciones piqueteras. Se recuerda el emblemático título del diario Clarín del día siguiente «La crisis causó dos nuevas muertes». Para muchos un ejemplo canalla de hacer periodismo al ocultar los verdaderos responsables maquillados en la crisis. Vale destacar el trabajo de diversos fotoreporteros que fue clave para esclarecer los hechos.

Las consecuencias judiciales para los ejecutores, al menos los más visibles, llegó años después con la condena a cadena perpetua a Fanchiotti y Acosta. Políticamente no hay responsables, la Justicia no los encontró o, mejor dicho, no los quiso encontrar.

Si tuvo para Duhalde una consecuencia política y sepultó sus aspiraciones de continuidad presidencial. Días después de los hechos tuvo que llamar a elecciones que se terminaron materializando a comienzos del año siguiente.

20 años de la Masacre de Avellaneda. El recuerdo de Maxi Kosteki y de Darío Santillán en uno de los episodios que marcó la Argentina de aquellos años, de deudas sociales aún sin saldar y con la falta de una justicia completa sobre la responsabilidad de aquellos crímenes.

LEONARDO MARTÍN

 

 

Escribe tu Comentario