Pusineri no continuará como director técnico de Independiente

Hace apenas diez días, la Comisión Directiva del club le habían prometido la continuidad como director técnico a Lucas Pusineri. Hoy le confirmaron que finalmente no le renovarán su contrato en un Independiente que profundiza su deriva institucional y deportiva. 

Pusineri no será más técnico de Independiente tras un año en el cargo. La decisión tomada por la Comisión Directiva le fue comunicada este jueves al entrenador que el viernes irá a despedirse del plantel. Lo extraño es que apenas unos días atrás había sido ratificado en el cargo tras la eliminación por la Copa Sudamericana con Lanús, en donde se había acordado de palabra extender su contrato un año más. Pero en este momento todo es muy cambiante en Independiente a nivel institucional, o mejor dicho improvisado.

Lo curioso es que días atrás el que había pegado el portazo había sido Jorge Burruchaga, manager del club, por no haber sido invitado a la decisión en donde se le había comunicado la extensión del contrato a Pusineri. Hoy ninguno de los dos es parte de la institución, más allá de valoraciones deportivas, dos figuras muy queridas en el mundo rojo destratadas por Hugo y Pablo Moyano. Ninguno de los dos lo merecía.

Vamos a poner blanco sobre negro. Pusineri llegó al club a comienzos de 2020 en medio de una emergencia económica y deportiva. Con poca experiencia como técnico vino a hacerse cargo de un equipo en transición, en un proceso de ajuste por el cual el club comenzó a desprenderse de las principales figuras (los contratos más altos), promoviendo a juveniles y con compras low cost. Fue elegido porque al ser una figura querida tenía otra espalda para bancar las críticas si las cosas no funcionaban en el aspecto deportivo.

Deportivamente no se puede decir que haya sido un buen ciclo. Independiente nunca logró encontrar un funcionamiento confiable, perdió partidos claves siempre quedando en evidencia las limitaciones individuales y colectivas. En medio hubo un par de derrotas dolorosas como el clásico en el Cilindro con Racing donde cayó con dos hombres más, la eliminación en 45´ante Lanús por la Sudamericana o la reciente derrota ante Boca que revirtió en los minutos finales.

Nunca fue un equipo que dio señales de confiabilidad, tuvo poco juego asociado y errores defensivos groseros. También había críticas sobre el timming para el momento de hacer los cambios y los reemplazantes elegidos.

Hay que decir que tampoco fue el peor ciclo del club, llegó a los cuartos de final de la Copa Sudamericana y clasificó a la Zona Campeonato de la Copa Diego Maradona con un plantel de escaso vuelo y falta de experiencia. De 27 partidos que dirigió ganó 11 partidos, empató 7 y perdió en 9 ocasiones. Hubo peores momentos deportivos en Independiente en tiempos recientes, sin ir más lejos en los ciclos de Javier Cantero y Julio Comparada como presidentes en donde las últimas colocaciones en la tabla de posiciones se volvieron habituales.

Como ocurrió con otras glorias o jugadores queridos en el club, Pusineri asumió en un contexto de malaria económica, bien lejos de los millones de dólares que gastaron en los mercados de pases Ariel Holan y Sebastián Beccacece. Excepto Sebastián Sosa, vinieron incorporaciones desconocidas, no es una crítica, pero que incluso los futboleros debíamos buscar en Google para ver de donde provenían y cual era su trayectoria.

La necesidad hizo que fueran promovidos varios juveniles entre los que se destaca Alan Velasco, el resto se verá para que está. Hay que esperarlos, lamentablemente, no tuvieron la suerte de hacer su primeros partidos en un equipo que viene con buen funcionamiento.

Volviendo al punto. Lo que sucedió con Pusineri es parte del descontrol institucional de Independiente y de la concentración de decisiones en apenas un par de dirigentes: Hugo y Pablo Moyano. En una constante en el último tiempo todo termina mal en el Rojo, jugadores que se van con juicios millonarios por falta de pago, sonoros portazos, anuncios que se desdicen días después, salidas en una comisión directiva que ha quedado reducida a la mínima expresión.

Ni que hablar de los 2.800 millones de pesos de pasivo del balance 2019/2020 que no computa los millonarios juicios en dólares que Independiente afronta con varios ex jugadores por lo cual el monto final es bastante más alarmante.

Pusineri tenía cuestionamientos deportivos genuinos, pero merecía un mejor trato y reconocimiento por haber tomado al equipo en pleno proceso de ajuste económico. La dirigencia no tuvo esa gentileza, una constante de un Independiente que desde hace años viene de decepción en decepción.

 

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