CINE / Luciano Nacci: «Buscamos que el cine sea accesible para todos»

Del 2 al 5 de octubre se estará desarrollando, con entrada libre y gratuita, la 3° edición del Festival Internacional de Cine Luz del Desierto. Luego de dos ediciones realizadas en la localidad de Roque Pérez, el festival llega por primera vez a Avellaneda. Las sedes del evento serán el Centro Municipal de Arte (CMA) y el Edificio Municipal Leonardo Favio. Luciano Nacci, director del festival, dialogó con Victoria Lencina y Pedro Fernández en el programa radial «Todo Sigue Igual».

Victoria Lencina: Primera vez que el festival arriba a Avellaneda. ¿Cuáles son las expectativas que tienen para esta nueva edición?

Luciano Nacci: Expectativas un montón. Estamos trabajando desde principios de año. Nosotros estábamos haciendo el festival en Roque Pérez que es a 130 kilómetros de acá. Lo terminamos mudando a Avellaneda por una cuestión de fondos e infraestructura. Nosotros estamos viviendo en Capital y nos ofrecieron desde el CMA la posibilidad de usar el espacio. Entonces, además de que Avellaneda nos parece un lugar espectacular y que en el Centro Municipal de Arte tienen una pantalla que está buenísima para proyectar y la plaza; hablamos con las autoridades y decidimos organizar la tercera edición del festival en Avellaneda. Vamos a tener la sede en el Edificio Municipal Leonardo Favio -ahí donde está la IDAC y la UNDAV – y el CMA. Son proyecciones de cuatro días con películas nacionales e internacionales. A su vez, también, va a haber charlas. La idea es invitar a las escuelas. La verdad que va a ser una linda experiencia.

VL: ¿Cómo nace el festival y cuáles son sus objetivos?

LN: El objetivo es promover la cultura y la cultura gratuita para que la gente pueda acceder. Hoy el cine está mutando constantemente, más que nada con las nuevas plataformas como Netflix, Qubit, Cine.ar, entonces, la idea es volver a acercar a la gente al cine. El cine es diferente, no es lo mismo que una plataforma. Por supuesto esto es algo que está mutando y va a pasar, pero la idea es acercarse a un cine nacional. Porque este festival lo que promueve es la cultura nacional y la internacional -porque exhibimos, también, películas internacionales-. Lo que proponemos es que hay muchas películas que no llegan a un estreno cinematográfico y otras que, para llegar al estreno cinematográfico en sala, pasan meses o pasan años por obra burocrática y/o legales…entonces, lo que propone el festival es la posibilidad de ver películas nacionales antes de verlas en la sala comercial y encima verlas gratuitas y encima sumado a que venga el director o directora, productor o productora y que se pueda tener otro tipo de encuentro. El otro día fui a ver La odisea de los giles –que me encantó- y no están los directores, no están los actores o actrices y acá en el festival sí están. Siempre después de cada película podés tener la posibilidad de un repregunta, de dudas, de poder tener ese contacto sobre cómo se hizo la película. El público común o interesado en la cinematografía tiene la posibilidad de preguntar si se puede hacer una película y, la verdad, que se puede, pero tiene todas sus complicaciones y ahí los directores y directoras o productores y productoras pueden resolver esas preguntas.

Pedro Fernández: ¿Cómo es la selección de lo que vamos a poder ver?

LN: La selección fue bastante ardua porque llegaron más de quinientas propuestas. La inscripción es gratuita para toda película nacional y, después, se cobraba una tasa mínima para películas internacionales porque sino te llegan tres mil o cuatro mil películas y es un tiempo de visualización muy largo. Ya quinientas fue bastante sufrido y hubo muy buen material. Entonces, era complicado ver qué dejábamos afuera y qué quedaba. La elección, también, termina siendo algo subjetivo. Sincronizamos mucho el material que va con los derechos humanos, con lo social, con la igualdad de género, entonces, a eso es lo que apuesta más o menos el festival. Va a haber un poco de todo y un muy buen contenido. Eso es lo importante: que deje pensando al espectador y que también le haga pasar un buen tiempo. Es como este cine que te divierte y que te deja una metáfora y te deja pensando. No es que vos fuiste al cine, saliste de ver la proyección y decís: «bueno, ¿qué comemos?» No. Salís pensando. Esa es la idea y por eso se eligieron ciertas películas.

VL: ¿Por qué se llama «Luz del Desierto»?

LN: El hecho de «Luz del Desierto» es porque a uno de los primero trenes que pasaron cerca de la provincia de Buenos Aires, también cerca de Roque Pérez, se lo llamaba así. Todo lo que fue al principio de nuestra Argentina era la capital, el Río de la Plata, y después todo desértico, no había nada. Y se hablaba del tren como una luz en el desierto y de ahí el nombre.

VL: En el flyer del festival se destaca el nombre de «Avellaneda filma», un programa audiovisual impulsado por el Municipio de Avellaneda. ¿Cuál es el nexo entre ese programa y la búsqueda artística del festival?

LN: El nexo entre la Municipalidad y el festival es que nos han otorgado todo lo que son los espacios, nos han otorgado el vínculo, apoyo con la difusión del festival. La idea era ver la posibilidad desde «Avellaneda Filma» de pasar proyectos dentro del festival. La idea nuestra es que no sea como un festival externo -esto de: «venimos acá, montamos un festival y vamos a pasar películas»-. No, al haber talleres, la idea es que el público se pueda acercar y poder formarse desde áreas, por ejemplo, hay un taller sobre cine sordo. La gente muchas veces nos pregunta si los sordos van al cine. Y sí, van al cine y hay un tipo de acceso especial. También, hay un cine para personas ciegas, con audiodescripción y demás. No abarcamos esto en el festival, pero sí para personas sordas en este año. Lo que se genera, también, es que, por ejemplo, con la IDAC ellos hicieron una selección de cortos que se van a pasar también dentro del festival y donde se invita a los directores y directoras a que sigan sus películas junto con las películas de la selección oficial.

PF: ¿Cómo se crea la concurrencia del público y cómo se los invita para que puedan disfrutar de este festival aquí en la zona?

LN: El hecho es generar vínculos. Es la «militancia del barrio», le digo yo. Es algo cultural y algo político en el sentido de que la cultura siempre es política. El hecho es vincular a la gente para poder ver películas. Si hay que ir casa por casa… buscamos muchos sponsors. Hay muchos sponsors que son de Avellaneda que no les pedimos plata. Lo único que les pedimos es que colaboren con recursos. Por ejemplo, la librería Aleph puso doscientos libros que se van a repartir en una de las proyecciones para la escuela N°508. Después, un centro de jubilados en el que hicimos un spot que se va a ver dentro del festival. Entonces, se hace una invitación y tenemos la presencia de gente mayor, de los más chicos. Los sponsors que se vinculan con el festival y vienen al festival a ver las películas. Lo que estamos haciendo es un trabajo local por local, casa por casa y acercándonos a ellos.

VL: Luciano, vos sos un realizador cinematográfico nacido en Viedma y radicado en la Capital Federal. ¿De qué manera se articula tu trayectoria cinematográfica -un largometraje y varios videoclips – con la dirección de un festival de cine? ¿Crees que esa trayectoria le añade un valor especial a la dirección?

LN: Lo que pasa es que yo siento la obligación, en cierta forma, de promover cine. Como lo hago, entonces, hay que promoverlo. Que no se pierda esto del vínculo. Entonces, me pasa muchas veces -y a los colegas también- que no hay lugar donde exhibir las películas. Entonces, un portal es el festival. A mí, en su momento, cuando me ofrecieron armar un festival dije: «¿por qué no?» Si un festival es la posibilidad de que se puedan exhibir películas y que se puedan ver. Es muy difícil hoy para el cine más independiente estrenar. Y la verdad es que hay muy buenas películas. También, hay un prejuicio con respecto al cine nacional. La idea es romper con ese prejuicio. Por eso la invitación al festival, para que la gente venga.

VL: ¿Cómo es el trabajo durante el año para llegar al festival? Porque lo que va a estar saliendo a la luz del 2 al 5 de octubre es un trabajo de meses…

LN: La verdad que sí. Lo primero que se hace es esto de la convocatoria de las películas, ver las películas, juntar el equipo, hacer los diseños gráficos, trabajar todo lo de las redes -hoy en día no hay que obviar las redes que son muy importantes- y ni hablar del trabajo de campo. Eso sigue funcionando un montón. Y el hecho de elegir los jurados. Uno de los jurados es la productora de El secreto de sus ojos, de todas películas grandes. Otro de los jurados es director de varios documentales. Toda la gente del jurado es toda gente de renombre de lo que es el cine. Por ese lado se hace toda una búsqueda: qué perfil pueden tener. También, varios jurados son docentes de la IDAC. Esa pata nunca se deja de lado, porque sino todo queda por fuera y la idea es que sea Avellaneda. Es decir, que el barrio se entere y sea parte.

PF: ¿Se van a premiar películas?

LN: Hay varias secciones que son cortometrajes nacionales y cortometrajes internacionales; largometrajes nacionales y largometrajes internacionales. Se otorga un premio en cada categoría y varias de las áreas que son de las cinematografías de, por ejemplo, la ADF (Autores de Fotografía Cinematográfica Argentina), el DOCA (Asociación de Documentalistas Argentinos), la AADA (Asociación de Directoras de Arte) y la Asociación de Editores entregan un premio. Premios hay bastantes y se premia desde distintos lados: el arte, la fotografía, la edición.

VL: ¿Cuál es el vínculo que tiene el festival con el INCAA?

LN: El INCAA apoya el festival. Al ser la 3° edición, tenemos el aval del Instituto Nacional de Cine y eso está buenísimo. Y seguramente ellos, también, estén entregando un premio. Es el premio Cine.ar. Es un premio para el acceso a la plataforma audiovisual que va a ser para cortometrajes.

VL: Recién comentabas que el festival, además de las proyecciones y competencias, se caracteriza por ofrecer talleres y espacios de debate. Dentro de esos talleres hablabas del «cine sordo». ¿Cómo fue esa experiencia en ediciones anteriores y cuáles fueron las reacciones del público?

LN: Lo empezamos a hacer el año pasado. En general, lo que pasa es que la gente no sabe que tiene la posibilidad de ver otro tipo de cine. Yo ya hice cortometrajes de temática de sordos por eso me fui vinculando. El hecho es que sea de conciencia para los realizadores y el público común de pensar otro tipo de cine y ver cómo podemos generar acceso. Porque personas sordas hay un montón y no sólo personas sordas, sino también, gente grande que ya no escucha bien y le es difícil escuchar una película. Entonces, empezamos a ver la posibilidad de que el cine sea accesible para todos y todas. La verdad que la gente que va a estos talleres queda como sorprendida y dice «bueno, voy a repensar el cine para que sea accesible». La idea es cómo generar que otro público pueda acceder y ver las películas.

PF: ¿Qué características tiene?

LN: Una es, por ejemplo, la lengua de señas. Hay dos formas posibles: una es el subtitulado, es decir, todo lo que tenga sonido se pone dentro de la imagen en subtítulos. Pero, lo que pasa, es que eso no es eficaz. Mucha gente de la comunidad sorda no saben leer y eso es un problema. Queda mucha gente afuera. Una gran posibilidad es tener el subtitulado y a la vez tener el cuadrito del LSA -que a veces se ve en cierto canales- que es una persona haciendo la traducción en lengua de señas. Igual, es complejo porque cada país tiene su lengua de señas. No es lo mismo la lengua de señas argentina -el LSA- que el LSCH -que es la lengua de señas chilena- porque por país se modifican. Lo que sí ayuda un montón es el subtitulado, a largo plazo no, pero va a ir modificando. Pero, en primera instancia, está bueno que las películas tengan el subtitulado para que pueda acceder otra gente a ver cine.

VL: Fomentar un cine más inclusivo…

LN: Sí, y es un público que no es menor. Lo mismo para la audiodescripción, pero ya es más compleja porque es la voz narrada de las acciones. Como la imagen no se ve, se van narrando de manera descriptiva. Para un público común que está viendo la película no puede disfrutar la película porque está la voz narrando. Lo que se hace en varios cines, no acá en la Argentina, es el hecho de auriculares. Entonces, se ve la película y a las personas ciegas se les dan los auriculares y escuchan la película tranquilamente, y la persona que es vidente y oyente la puede escuchar tranquilamente, y las personas sordas tienen subtitulado. Eso es cine inclusivo. Pero, bueno, paso a paso. Nosotros lo pensamos para el festival a ver cómo lo podemos trabajar, pero es mucho trabajo y la selección hay que hacerla mucho antes y es costoso.

VL: Mientras contabas estos factores, pensaba que Argentina es un país inestable económicamente que pareciera surfear crisis económicas. ¿Qué desafíos debieron enfrentar para concretar la realización de un festival de esta índole?

LN: Lo primero es lo económico. Es muy complejo hacer un festival porque los costos son muy grandes. El hecho es que hay mucho deseo por hacer. Esto no tiene que quedar como un hobby. Esto en un futuro ojalá reciba más subsidios y más bancada para poder hacerlo porque es importante para la comunidad y es importante para la cinematografía. Eso es para tenerlo en claro. Lo importante es que la Municipalidad de Avellaneda nos dio bastante apoyo, al no tener bastante tiempo para hacer el festival, nos dieron las sedes, nos dieron la posibilidad de hacer toda la impresión -se encargan ellos – y de los premios se encargan ellos. Entonces, eso hace que a nosotros se nos alivie un poco el trabajo. Para mí, los festivales no se pueden hacer si no hay apoyo de las municipalidades. La verdad que es muy complejo porque el acceso a la comunidad lo tiene la municipalidad. Están haciendo una gestión de cuatro u ocho o diez años y está bueno porque ellos son los que mejores conocen la zona. Y uno al ser un «outsider» es complejo generar ese vínculo, entonces, la municipalidad te lo puede facilitar.

VL: La semana pasada se emitió un comunicado que anunciaba la derogación de dos resoluciones que fomentaban la distribución del cine independiente argentino. Vos como realizador cinematográfico, distribuidor y director de un festival de cine independiente, ¿cómo ves la situación actual del cine argentino y cuáles son las alternativas que ofrece el festival Luz del Desierto para los proyectos independientes?

LN: Yo laburo en distribución. Lo que hacemos es distribución a festivales de cine y ahora estamos haciendo estreno en sala comercial. El problema de las películas argentinas es eterno. No viene de ahora. Lo que pasa es que el problema de ahora es que ya ni te dejan hacerlo. Se recorta todo tipo de plata de un ente que es autárquico, pero hay una manipulación de ese ente, entonces, se complica para que liberen la plata y la plata está devaluada. O sea, a vos te pagan una plata para hacer una película que era, por ejemplo, quinientos mil pesos, te dan un subsidio muy poco, muy chico y eso te lo dieron con un dólar a veinte y después el dólar está a cuarenta o sesenta y los sindicatos cambiaron los montos, y vos tenés esa plata, que tenés que hacerlo todo dentro de un marco legal, aumentaron eso y después esa plata ya no te alcanza. Entonces, la posibilidad de hacer cine cuesta un montón. El hecho de CADICINE esperemos que cambie que es algo que se quiere implementar ahora. No sé si a largo plazo se va a poder llevar a cabo porque directamente -aunque ya lo están haciendo- sería arruinar la cinematografía nacional y sólo dar paso a las películas de afuera. La verdad que se está haciendo un montón de cine nacional y bueno. Si no se le da espacio, si no hay concientización, si no hay políticas públicas que hagan reconsiderar el cine argentino va ser complejo. Pero, bueno, nosotros desde el festival lo que hacemos es eso: darle pantallas a esas películas para que se puedan ver y se acerque otro público.

 

 

 

Escribe tu Comentario