CEAMSE / De basural a parque ecológico

Años atrás, hablar del relleno sanitario de la CEAMSE en Avellaneda y Quilmes traía las peores connotaciones para los vecinos de la zona. Toneladas de basura se vertían día a día allí generando un olor nauseabundo, alejando cualquier posibilidad de acercarse a la costa del Río de la Plata entre Villa Domínico y Bernal. Un lugar prohibido, contaminado, imposible para el vecino. Casi 400 hectáreas de relleno con la basura de los partidos circundantes y la Ciudad de Buenos Aires con toneladas y toneladas de desperdicios que encontraban su lugar allí bajo tierra.

Por LEONARDO MARTÍN

Acercarse al predio de la CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado) en la actualidad muestra postales bien alejados de esas referencias siempre negativas. Hoy la realidad es bien distinta, sorprendente. Al ingresar a los rellenos uno se encuentra con un espacio natural inimaginable para los ciudadanos de la zona, a apenas a 5 minutos de distancia de la Avenida Mitre. Parques prolijamente cuidados, lagunas donde nadan plácidamente patos y cisnes con una variedad de pájaros superior a lo que se puede encontrar en la Reserva Ecológica de la Ciudad de Buenos Aires. También una selva con pantanos con una muestra de naturaleza exuberante. Todo a minutos de la zona urbana hoy totalmente de espaldas a la naturaleza.

La historia de la CEAMSE se remonta a los años setenta en la zona, más precisamente a 1979 donde comenzaron los rellenos que se prolongaron hasta el año 2005. Casi 13 años después está en marcha la realización de un Bioparque Metropolitano para el cual ya hay un proyecto que ganó un concurso recientemente. Pero no parte de cero, ya hay años de trabajo en la zona para rehabilitarlo y abrirlo al público. Inclusive hay 500 metros de sendas construidas en medio de selva y pantanos en las cercanías del Arroyo Santo Domingo.

Un opción más que interesante y con un potencial enorme en  variedad de actividades. Los terrenos de la CEAMSE se encuentran casi pegados a la recientemente inaugurada Eco-Area, abierta para el público semanas atrás  por la Municipalidad de Avellaneda. Dos opciones que revitalizarán la zona y posibilitarán el acceso de vecinos que hoy tienen salir del partido para ver y sentir un poco de naturaleza.

El Bioparque Metropolitano funcionará en 343 de las 400 hectáreas que ocupa el ex relleno sanitario. El terreno queda entre el Acceso Sudeste y el Río de la Plata y entre el canal Santo Domingo y la planta potabilizadora de AySA, en la zona ribereña de Avellaneda y Quilmes.

Rosalba Sarafian es ingeniera, Gerente de Saneamiento y Mantenimiento de Rellenos de la CEAMSE. Se la nota entusiasmada con el proyecto ganador para realizar el Bioparque Metropolitano que en los próximos meses debería ponerse en marcha. “Estamos hablando con los municipios de Quilmes y Avellaneda para darle el diseño definitivo al parque” cuenta. “Le pedimos al equipo ganador de este concurso de ideas hacer un proyecto con un desarrollo más extenso del emprendimiento en diferentes partes” agrega.

Sabe que no es una tarea sencilla, que hay mucho trabajo por delante para convertir los terrenos en un parque y poder recibir una afluencia de vecinos que se puede intuir importante.

Falta la infraestructura que debe tener un parque para recibir 30 mil personas. Faltan caminos, estacionamientos, poder acceder con bicicletas, baños, lugares para almorzar o comprar cosas básicas como un kiosco” enumera Sarafian.  “También falta para darle una apertura al parque” completa.

Va a ser un parque controlado, que va a tener tres accesos” detalla. “Va a tener un horario de apertura y de cierre y, además, tenemos pensado tres accesos con tres estacionamientos grandes para que los autos no circulen por todo el parque. Va a ser un espacio  natural para caminar o recorrerlo en bicicleta” agrega.

Para muchos vecinos aún sobrevuelan los fantasmas y las viejas impresiones de la CEAMSE. ¿Cuál es el estado de los residuos allí enterrados?, ¿Pueden traer consecuencias negativas para la salud?

La gran descomposición se produce en los primeros cinco años” cuenta. “Los residuos están en una etapa donde las reacciones químicas se desarrollaron y están en una etapa de descomposición. Además, actualmente seguimos captando los gases que genera el relleno sanitario”. En las recorridas pudimos observar las plantas dispuestas para esos fines.

Tenemos un monitoreo de agua y de aire constante con lo cual podemos garantizar que el parque cuenta con todo lo que tiene que contar” subraya Sarafian.

Desde Portal Sur hicimos una recorrida por la zona y lo cierto es que los viejos olores nauseabundos característicos de la zona hoy no se perciben. La recorrida por las decenas de hectáreas abren un universo sorprendente, un oasis en medio del cemento. Naturaleza en estado puro, lagunas que la convierten en un lugar exótico, que los vecinos, sobre todo de Avellaneda, no tienen la menor noción de que existen. Nosotros tampoco hasta que lo vimos con nuestros ojos.

 

 

Volviendo al Bioparque Metropolitano Sarafían cuenta: “En este momento estamos cerrando el anteproyecto, el año que viene pretendemos que la primer etapa ya esté en pleno desarrollo”.

Desde hace años se viene trabajando en la forestación, en la incorporación de especies autóctonas “Hemos realizado plantaciones especies nativas desde el 2005, con una revitalización y parquización, más de 50 mil especies fueron plantadas”.

Difícil imaginar que detrás de un relleno de basura hay un proyecto ecológico  con un plan de forestación de especies nativas, con un vivero y un laboratorio donde se trabaja en la multiplicación de especies en extinción.

Avellaneda comienza a recuperar el acceso a la costa y a un mundo sorprendente de naturaleza al que le dio la espalda por décadas. La Eco Area por un lado, el Bioparque Metropolitano como una opción muy ambiciosa por otro. En ciudades que cada día generan más stress para sus habitantes, con un tránsito imposible, con transportes atestados, con la tecnología omnipresente de los celulares y todo el mundo digital con una conexión permanente y agobiante, volver a la naturaleza es una opción atractiva, necesaria. Difícil es cambiar las rutinas, pero la posibilidad de un respiro comienza a estar más cercana. Una bocanada de oxígeno que comienza, de a poco, a ser una opción para los vecinos del sur a apenas minutos de sus hogares.

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